Como veis, no tengo un método estricto, pero si una noción de donde es importante llegar: ver la música como algo que debe ser expresado. Para ello es importante que uno la entienda primero, si es posible, cantando o haciendo el ritmo, pero sin crear de esto un dogma de fe. Yo parto de las necesidades del alumno para que él encuentre la manera adecuada de vivir la música.
El contacto con el alumno es para mí una manera de aprender, ya que debo descubrir nuevas maneras de comunicarme. Por ello, el estudio de mis obras deviene un continuo descubrimiento, ya que voy aplicando lo aprendido en las clases de manera intuitiva.
Por otra parte, los conciertos en vivo resultan un aliciente para dejarme fluir y estar en contacto con el público mediante la expresión musical. Varios estilos son los que me atraen siendo la música clásica el pilar para el resto de los demás. Adentrarse en el mundo interior de los grandes compositores me ha proporcionado una estructura sólida para poder manejarme en estilos musicales distintos.
El flamenco es algo que me llama por su garra y vigorosidad. El estilo disco o house music me atrae porque es una música bailable y puede dar pie a varios ritmos y melodías diferentes. Así mismo, en la improvisación, la atmosfera de la sala discurre de tal manera que crea unas músicas determinadas. Es algo que me gusta por el misterio adyacente y su total incertidumbre.